La capacidad de manifestar la realidad deseada depende del «nivel de vibración» en el que opera una persona, determinado únicamente por dónde se coloca la atención. La atención es la cualidad que dirige la energía y precede a los pensamientos y emociones.

1. Nivel de Supervivencia:

  • Foco de atención: En el peligro y en lo que falta. La atención está secuestrada por el cerebro reptiliano, que solo busca sobrevivir.
  • Resultado: Se manifiesta más falta y más peligro. La persona repite constantemente la misma realidad de escasez y miedo (ansiedad, impotencia, frustración). La creación se ve como algo que le sucede desde fuera.

2. Nivel de Control:

  • Foco de atención: En «qué hacer» y «cómo hacerlo». La persona descubre que sus acciones pueden modificar la realidad.
  • Resultado: Se obtienen cambios momentáneos mediante mucho esfuerzo (ej: ir al gimnasio, hacer un curso). El proceso se siente como una lucha constante que suele llevar al agotamiento (burnout). Los cambios no son duraderos y se vuelve a viejos patrones.

3. Nivel de Coherencia:

  • Foco de atención: En «cómo pienso» y «cómo siento». La persona comprende que sus pensamientos y emociones son la causa de sus acciones y de su realidad.
  • Resultado: Se logran cambios permanentes en algunas áreas de la vida (ej: salud), pero persiste un «techo invisible» en otras (ej: dinero, relaciones). El desafío es que aún se depende de la confirmación externa para sentirse de cierta manera.

4. Nivel Identitario:

  • Foco de atención: En el «Ser» ( «quién estoy siendo»). Trasciende pensamientos y emociones para enfocarse en la identidad misma, la esencia o conciencia pura desde la que todo emana.
  • Resultado: Cambios permanentes en todas las áreas. La manifestación se vuelve rápida y sin esfuerzo; el universo parece conspirar a favor (sincronicidades). El único límite es el que la nueva identidad se imponga a sí misma. El orador atribuye su propio cambio de vida (de profesor a coach) a este salto.

5. Nivel Cuántico:

  • Foco de atención: En la nada o el vacío (el campo cuántico de potencial infinito). La persona trasciende lo físico y se une a la fuente de toda creación.
  • Resultado: Cambios trascendentales y «milagrosos» (ej: curaciones). Se crea desde la energía, no desde la materia. El reto es que aún se necesita desconectar del mundo físico (mediante meditación profunda) para acceder a este estado. Ejemplo: Dr. Joe Dispenza.

6. Nivel Divino:

  • Foco de atención: En la Unidad total con Dios/Todo. La separación entre el individuo y Dios desaparece. «Cuando un budista está en una habitación, sólo está Dios».
  • Resultado: La manifestación es instantánea. No hay proceso, solo la Voluntad divina manifestándose. Los pensamientos se materializan al instante. Estos seres (ej: Jesús, Buda) cambian el curso de la humanidad.

Cómo Acceder al Nivel 4 (Identitario) – La Clave Práctica

Este nivel es accesible y transformador. Los pasos son:

  1. Separarse de la identidad actual: Convertirse en el observador de tus pensamientos, emociones y de tu sensación de «quién eres». Crear un espacio entre tú (conciencia pura) y tu identidad actual.
  2. Ganar claridad sensorial de la nueva identidad: Usar la imaginación (visualización, journaling, etc.) para no solo pensar, sino SENTIR la sensación de ya ser la persona que deseas ser. ¿Cómo se siente ser el mejor trader? ¿Cómo se siente vivir en esa casa?
  3. Sostener la frecuencia: Entrenar la atención para mantener esa nueva sensación a lo largo del día, a pesar de que la realidad externa aún no lo refleje. Esto requiere consistencia para no ser arrastrado de vuelta por el ego o la vieja identidad.

Conclusión Central: El poder de creación no está en hacer más cosas (Nivel 2) ni solo en pensar positivo (Nivel 3), sino en cambiar quién eres a nivel fundamental (Nivel 4) y sostener esa nueva identidad con la atención enfocada, hasta que el mundo externo no tenga más remedio que reflejarla.


En esencia, la manifestación es un proceso de dentro hacia afuera, donde el salto cuántico ocurre al cambiar el foco de atención de lo externo (problemas, acciones) a lo interno (identidad, ser), permitiendo operar desde una vibración más alta y, por tanto, con un mayor poder de creación.